[Lac] Adital - Jesús denuncia la represión del Imperio les comparto esta reflexión saludos Roberto

[Roberto Pineda]

Adital - Jesús denuncia la represión del Imperio
        

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            02 de septiembre de 2004 Quiénes somos Links Contacto Consulta     
     

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     09.02.04 - EL SALVADOR  Biblia-Teología  

      Jesús denuncia la represión del Imperio 

      Roberto Pineda *

      Adital - Reflexión sobre Lucas 13:1-9 - Jesús de Nazaret escuchaba con mucho detenimiento y analizaba las denuncias populares de los abusos cometidos por las tropas de ocupación romana así como las decisiones injustas de los gobernantes locales, sirvientes del imperio. Observaba lo que sucedía a su alrededor para descubrir los hilos visibles e invisibles de la opresión así como para cultivar los brotes de la resistencia, que surgían espontáneos y había que cuidarlos y organizarlos.



      Los sectores populares alimentaban diariamente con denuncias la visión política de Jesús de Nazaret, y comprendieron rápidamente la idea que para lograr su liberación, se necesitaba una combinación adecuada de rumbo estratégico -el reino de Dios- con una actividad cotidiana de enfrentamiento -la denuncia y la desobediencia- contra el opresor imperial y sus sirvientes.



      En este texto Lucas nos relata el papel de la denuncia y la importancia de la educación política de las masas populares. Aparecen tres ideas básicas: el trabajo de denuncia de la represión y las violaciones a los derechos de la población, la necesidad de elevar el nivel político de las capas populares y la tarea de fortalecer el tejido social de la resistencia al imperio.



      Observamos como los sectores populares buscan a Jesús para denunciar esta masacre. Se presentaron algunos y le contaron... Jesús denuncia abiertamente esta masacre que Pilatos cometió en el templo contra campesinos galileos. En esta ocasión él acusa directamente a Pilatos, el gobernador romano, de mezclar la sangre de los asesinados con la de los animales que se sacrificaban en el templo. Jesús se enfrenta y denuncia al imperio.



      Como salvadoreños conocemos de múltiples masacres cometidas contra campesinos por la dictadura militar en Catedral, nuestro templo mayor, como la ocurrida en mayo de 1978 contra campesinos de FECCAS-UTC. Los poderosos siempre han derramado en los templos la sangre de los oprimidos, para atemorizarlos, para arrodillarlos, en Palestina y en Puerto Rico, en Estados Unidos y en El Salvador.



      Jesús reivindica a los campesinos galileos asesinados como mártires, testigos de la resistencia popular, y rechaza las acusaciones de los romanos. Les dice con mucha firmeza: ¿creen ustedes que esos galileos eran más pecadores que todos los otro galileos por haber sufrido esa desgracia? Yo les digo que no!



      Luego Jesús coloca el ejemplo de dieciocho personas que aplastó la torre de Siloé cuando se derrumbó. No tenemos mayores detalles del evento. Pero por experiencia conocemos como los fenómenos naturales o fatalidades golpean casi siempre a los pobres. En 1986 un edificio en el centro de San Salvador, el Darío, se derrumbó y murieron muchas personas, trabajadores, pobres. Con base en este hecho de Siloé Jesús los vuelve a interpelar: ¡creen ustedes que eran más culpables que los demás habitantes de Jerusalén? Les digo que no!



      Y Jesús vincula ambos acontecimientos-la masacre y la tragedia- al trabajo revolucionario. Les dice: si no toman otro camino, todos perecerán igualmente. Únicamente la resistencia al imperio, el camino de la lucha, la organización popular, permite la liberación de los pueblos. Y les pone un ejemplo muy instructivo.



      Un hombre tenía una higuera plantada en su viña. Fue a buscar higos pero no halló. Dijo entonces al viñador: "mira: hace tres años que vengo a buscar higos a esta higuera, pero nunca encuentro nada. Córtala, pues no sirve más que para agotar la tierra. Pero él contesto: Patrón, déjala un año más, así tendré tiempo para cavarle alrededor y echarle abono. Puede ser que así de frutos en adelante, si no, la cortaras."



      Hay que interpretar la vida a la luz de las enseñanzas de Jesús. Nosotros, cada uno de nosotros, somos la viña que no da frutos. No hacemos nada o no hacemos lo suficiente para cumplir la voluntad de Dios. Nuestras vidas a veces sólo sirven para agotar la tierra. Nos encerramos en nuestras vidas individuales, como personas y como iglesias, y nos olvidamos que somos pueblo de Dios, peregrinos que caminan hacia el reino, seguidores de Jesús, el rebelde que fue crucificado y resucitó.



      Ha habido cuatro hechos de la vida nacional que nos hacen reflexionar fuertemente sobre esta lectura. El primero es la masacre social de las vacaciones de Agosto, fiesta de nuestro Salvador del Mundo. Murieron más de 100 personas en las playas o como resultado de asaltos, accidentes, peleas, etc. ¿creen ustedes que eran más culpables que los demás habitantes de San Salvador? Les digo que no!



      El segundo es el bus accidentado, que se fue en un barranco, en San Miguel donde murieron más de treinta personas, la mayoría de la Iglesia Asambleas de Dios. Hay un pronunciamiento, una denuncia de la Misión Cristiana Elim sobre este hecho muy valiente y esclarecedora. ¿creen ustedes que eran más culpables que los demás habitantes de El Salvador? Les digo que no!



      El tercero es la masacre social del Penal de Mariona. Pandillas juveniles opuestas se enfrentaron y hubieron más de treinta muertos. La razón básica es el hacinamiento provocado por la Ley de Mano Dura y la negligencia de las autoridades penitenciarias. Los jóvenes que murieron tenían tatuada la pobreza en sus rostros. ¿creen ustedes que esos jóvenes eran más pecadores que todos los otros jóvenes por haber sufrido esa desgracia? Yo les digo que no.



      El cuarto ejemplo son los diez salvadoreños que murieron asfixiados cuando trataban de cruzar la frontera con Estados Unidos en el baúl de un carro. Iban en busca de la vida y encontraron la muerte. Nuestra sociedad los expulsaba porque no les daba empleo. Sus cadáveres son una denuncia contra el imperio que cierra sus fronteras a las personas mientras promueve el libre paso de mercancías. ¿creen ustedes que eran más culpables que los demás habitantes de El Salvador' Les digo que no!



      Jesús nos llama a que demos fruto, a que defendamos la vida amenazada por los poderes de muerte y opresión, a que caminemos junto con los humildes, a que luchemos por la paz y la justicia, a la oración y a la acción. Nos llama como personas y como iglesias, como pueblos y como comunidades de fe y vida. Amén.




      * Pastor Luterano de El Salvador. 
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